El no se habría impuesto en las dos preguntas económicas de la consulta popular de este 21 de abril. El conteo rápido del Consejo Nacional Electoral (CNE) indica que en la pregunta que planteaba un arbitraje internacional para dirimir disputas sobre temas comerciales el no obtuvo el 64,88 % frente al 35,12 % del sí. Y en la pregunta sobre el trabajo por horas el 68,83 % votó no y el 31,17 % que sí.

Eso para Jaime Carrera, secretario ejecutivo del Observatorio de la Política Fiscal (OPF), evidencia que la mayoría de los ecuatorianos no están alineados con el tema del desarrollo: es contradictorio que las personas voten sí por temas para combatir la inseguridad, pero en cambio rechacen las preguntas que tenían que ver con temas de más trabajo y mayores inversiones. Por lo que considera que la sociedad ecuatoriana no termina de concebir la necesidad del desarrollo y que quienes promovían el no en esas dos preguntas buscan que se iguale la sociedad, pero hacia la pobreza.

Para Carrera, el problema no fue que hayan fallado las campañas o la comunicación, sino la concepción misma del progreso que tienen las mayorías. Explica que es penoso que se hayan dado estos resultados, que vienen de raíces culturales profundas y que han hecho que no hayamos progresado hace medio siglo.

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El no en la pregunta del trabajo por horas lo que significa es que va a seguir aumentando el desempleo y que las garantías actuales seguirán cubriendo a quienes tienen trabajos formales, pero no habrá cambio para quienes están en el desempleo o la informalidad. “Mientras el mundo está en otra dirección, apostando por la inteligencia artificial, trabajo en casa, entre otros, Ecuador se niega a insertarse en el mundo, cada vez camina más hacia el cuarto mundo, que al desarrollo”.

Mientras que el no en el tema de arbitraje internacional -agrega- da un mensaje de que Ecuador no quiere crecer, no quiere inversión: hay que entender que los inversionistas no van a llegar al país a colocar su dinero si no tienen garantías contractuales. En Ecuador hay debilidad institucional, hay apagones. El arbitraje internacional hubiese dado un poco de confianza a inversionistas, “pero en vez de ello se está sepultando cualquier apertura a la inversión extranjera”.

Recuerda que el arbitraje internacional se cambió a raíz de la Constitución del 2008, producto de una visión estatista de promover derechos y no obligaciones.

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Asegura que si bien Ecuador, que antes de ese año sí tenía arbitraje internacional, ha perdido demandas, ha sido por la inseguridad jurídica, porque irrespetamos los contratos. Anota que Ecuador tiene una justicia en la que no se confía, por lo que difícilmente los inversionistas se sentirían cómodos sometiéndose a la justicia local.

Otra lectura es que el ecuatoriano quiere vivir engañado de que su trabajo es o será “estable” y que tendrá “seguridad social”. Y en el camino estar sin ambas.

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Así lo analiza Francisco Briones, exdirector del Servicio de Rentas Internas (SRI) en el Gobierno anterior, al indicar que Guillermo Lasso se jugó por un Código Laboral flexible casi íntegramente y Daniel Noboa por una reforma para el contrato por hora, y que ambas iniciativas perdieron.

Para Alberto Acosta Burneo, editor de la publicación Análisis Semanal, las preguntas sobre trabajo por horas y arbitraje Internacional eran importantes para mover la economía. Pero que lamentablemente la influencia del correísmo y de otros grupos sociales, que promovieron el no, ha generado este resultado. Cree que el sí a la seguridad era un tema que contaba con el apoyo de la gente.

Agrega que el resultado no fue a favor o en contra del Gobierno, sino que buscaron hacer un análisis pregunta por pregunta. Y el resultado fue negativo, pues con el rechazo al trabajo por horas se pierde la posibilidad de mayor trabajo para quienes no lo tenían. Califica de engaño a la población la campaña por el no, porque les hicieron creer a los votantes que iban a perder su empleo a tiempo completo y que iban a terminar trabajando por horas, que iba a haber precarización. Esto no es cierto: “La alternativa del trabajo por horas es el desempleo”. Refiere que en Estados Unidos funciona bien el trabajo por horas y que la mayoría de migrantes va en busca de mejores condiciones.

Sobre el tema de arbitrajes comenta que se vendió la idea equivocada de que el país tenía que pagar millonarias indemnizaciones con eso. Sin embargo, aclara que esos pagos no son por culpa de los arbitrajes, sino por culpa de gobiernos arbitrarios que irrespetan los contratos. Acosta indica que el arbitraje hubiese sido una oportunidad para que vengan los inversionistas. Asegura que el país tiene una justicia tomada por la corrupción, por lo que difícilmente los ecuatorianos confían en ella, por lo tanto, no se les puede pedir a los extranjeros que lo hagan.

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El trabajo por horas existía en Ecuador antes de la Constitución del 2008, pero reconoce que hubo abuso de empleadores con esta herramienta. Pero comenta que la alternativa correcta no era eliminarlo, sino que haya mayores controles.

Y los arbitrajes también fueron eliminados en la constitución correísta, se eliminaron con tratados bilaterales de inversión. Sin embargo, como se cometieron arbitrariedades por parte del gobierno de Rafael Correa Ecuador ha tenido que pagar millonarias multas, aun luego de haberse eliminado los arbitrajes, pues esto no se anula de la noche a la mañana, y seguían teniendo al menos diez años de vigencia.

Vanessa Velásquez, gerenta de Laborlex, lamenta el resultado negativo al tema del trabajo por horas. “Con este resultado perdemos una oportunidad de oro”. Para la experta, Ecuador sí requiere que se vaya transformando la normativa laboral, pues con la actual el 55 % de los trabajadores vive en la informalidad.

Para Velásquez, sí hubo un mal manejo en la campaña oficial, “se confundió a la gente”. La respuesta negativa hace que el statu quo de la dinámica laboral se conserve, por lo que no habrá una mayor contratación. Lo único que restaría es esperar que el ministerio haga un control de la informalidad. (I)