A propósito de la presencia de una flota de embarcaciones en las cercanías de la zona pesquera de Galápagos, en su mayoría de bandera china, se retoma el análisis del tratado global que debía firmarse este año para la regulación en alta mar.

"Científicos y conservacionistas temen que las embarcaciones chinas estén capturando especies en peligro de extinción como tiburones y rayas", menciona Mongabay Latam.

Aquí un análisis desarrollado por ese medio:

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Unas 260 embarcaciones chinas llevan ya más de una semana pescando en los límites de la zona económica exclusiva de Galápagos, alarmando a autoridades, científicos y conservacionistas.

Si bien esta enorme flota se encuentra en aguas internacionales y no ha ingresado al territorio marítimo ecuatoriano, expertos advierten que existen fundadas razones para creer que estos barcos están capturando especies que se encuentran en peligro de extinción.

Todavía permanece en la memoria de los ecuatorianos uno de los casos más emblemáticos en el mundo de pesca ilegal. El caso del barco Fu Yuan Yu Leng 999 que fue interceptado por la armada ecuatoriana en 2017 dentro de la Reserva Marina de Galápagos y que ocultaba en su interior 300 toneladas de tiburones.

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La tensión que ha provocado la llegada de la flota china hasta los límites de una de las zonas de protección marina más importantes de la región y del mundo, revela una vez más la ausencia de gobernanza en alta mar y la urgencia de crear leyes que permitan normar la pesca en aguas internacionales.

Especies amenazadas en Galápagos pueden ser capturadas

“Hay mucha preocupación por el volumen de pesca. Estamos hablando de una flota gigantesca”, dice Luis Suárez, director de la ONG Conservación Internacional en Ecuador. Los 260 barcos —entre los que se encuentran buques pesqueros— de abastecimiento y de bodegaje tienen como principal objetivo capturar pota o calamar gigante (Dosidicus gigas), asegura Alex Muñoz, director para América Latina del programa Pristine Seas de National Geographic.

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“El calamar es un grupo funcional muy importante en el ecosistema marino”, dice Alex Hearn, Vicepresidente de la ONG Migramar, “puede haber impactos ecológicos al reducir esos recursos”, asegura el biólogo marino. De hecho, agrega que esta especie “es la comida principal del tiburón martillo”.

La flota china se desplaza de sur a norte hasta llegar a los límites de la zona económica exclusiva de Galápagos. El movimiento de los últimos días ha sido bordeando la zona de este a oeste (Global Fishing Watch)

Pero la presencia de la flota china representa un riesgo aún más directo. Es inevitable que otras especies caigan incidentalmente en los anzuelos que pretenden capturar calamar, sin olvidar que los barcos se encuentran posicionados en la ruta migratoria de una serie de especies que se encuentran en peligro de extinción, como tiburones y rayas. Suárez teme que los buques estén capturando otros animales y la preocupación se agudiza si se consideran los antecedentes de esta flota y el “especial interés que la cultura china tiene por los tiburones”, precisa.

Más de 30 especies de tiburones viven en Galápagos, algunos de los cuales se encuentran amenazados de extinción como el tiburón ballena (Rhincodon typus) En Peligro o el martillo (Sphyrna lewini) en Peligro Crítico, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Muchos de ellos se mueven constantemente entre Galápagos y el continente, asegura Suárez. De hecho, la Fundación Charles Darwin trabaja actualmente en una investigación que busca establecer si las hembras martillo del archipiélago dan a luz a sus crías en las costas de América del Sur y América Central.

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Banco de tiburones martillos jóvenes en Galápagos (Cortesía)

Mientras los animales naden al interior de la reserva están a salvo. Sin embargo, como los peces no conocen de fronteras, al salir del área protegida se ven obligados a enfrentar el peligro de ser capturados por la flota ecuatoriana, sobre todo la atunera, que pesca al interior de la zona económica exclusiva aunque cumpliendo, supuestamente, algunas restricciones impuestas por la legislación de Ecuador.

Luego, al salir del territorio marítimo de este país, los animales deben sortear un desafío mucho mayor: evitar ser capturados por los barcos que pescan en aguas internacionales, un territorio “sin ley, donde viene una embarcación de cualquier país y hace lo que quiere”, señala Milko Schvartzman, especialista en conservación marina de la organización argentina Círculo de Políticas Ambientales, que ha estudiado durante años a esta flota china que es la misma que opera frente a la costa de Argentina y que en mayo pasado protagonizó espectaculares persecuciones por parte de la armada de ese país.

Una flota de unos 260 barcos chinos pescan al sur de la zona Económica exclusiva de Galápagos (Global Fishing Watch)

Científicos ya reportaron, hace algunos días, una posible víctima de esta pesca en alta mar. Se trata de Esperanza o Hope, un tiburón ballena que desde hacía nueve meses enviaba, mediante un dispositivo satelital instalado en su cuerpo, información sobre su posicionamiento. “Estábamos muy felices porque no es normal poder tener un track tan largo”, cuenta Alex Hearn. Sin embargo, el tiburón dejó de transmitir a mediados de mayo.

“Esas cosas pasan”, dice el biólogo. Sin embargo, cuando el equipo científico supo de la presencia de flotas internacionales decidió superponer los movimientos de Esperanza a la posición de los barcos y descubrió que “las últimas detecciones de este tiburón coinciden espacial y temporalmente con la presencia de los buques industriales”, dice Hearn. El experto advierte que no se trata de la flota china, sino de otra ubicada más al oeste.

Los movimientos del tiburón ballena son lentos y al parecer no se incomoda por la presencia de extraños en el agua. Alcanzan una velocidad promedio de 5 kilómetros por hora (Cortesía)

“Que haya sido pescada o no es una pregunta que no podemos contestar”, dice Hearn, ya que las marcas pueden dejar de transmitir por distintas razones, por ejemplo, porque pierden energía o porque se desprenden del animal. Sin embargo, la posibilidad de que Esperanza esté en la bodega de algún barco tampoco es una posibilidad que se pueda descartar.

La ley de la selva en alta mar

Alta mar, también llamada aguas internacionales, cubre 41 % del planeta y 60 % de todos los océanos de la Tierra. Sin embargo, allí casi no hay ley que ponga reglas sobre cuánto, cómo, qué y cuándo pescar. Los expertos consultados por Mongabay Latam coinciden en que la presencia de la flota china frente a Galápagos revela los problemas que se derivan de la falta de gobernanza en estos espacios. “Mientras esa gobernanza no exista es muy poco lo que se puede hacer sobre lo que pasa en alta mar”, dice Muñoz. De hecho, la flota china no ha entrado a aguas ecuatorianas, “no tenemos ningún derecho de abordarla. Lo único que podemos hacer es monitorear y asegurarnos de que no entren”, explica Hearn.

Por lo mismo, el biólogo resalta la importancia de que se apruebe el Tratado Global de los Océanos, un acuerdo internacional que por primera vez crea un marco jurídico para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad marina en alta mar.

El buque guardacostas de la armada Argentina al momento de querer abordar al barco de bandera china en mayo pasado (Cortesía)

Sin embargo, dicho tratado —que debía firmarse este año pero que por la pandemia fue pospuesto— ha desilusionado a los científicos. Durante el largo camino recorrido, iniciado en 2008, “comenzó a caerse la posibilidad de que el acuerdo incluyera regulaciones pesqueras”, cuenta Schvartzman, quien ha participado en las discusiones desde el inicio. El resultado fue un documento que “no incluye ningún aspecto para prevenir la depredación pesquera en alta mar”, agrega el experto y sostiene que, por lo mismo, “va a seguir el status quo prácticamente tal cual está”. Alex Muñoz coincide en ese análisis y, de hecho, asegura que “aún cuando se firmara ese tratado, el texto es tan débil que la diferencia sería muy poca”.

Schvartzman precisa que, de todos modos, el tratado tiene otros aspectos importantes que representan un avance en lo que a gobernanza en alta mar se refiere. En primer lugar, abre la posibilidad a crear áreas marinas protegidas en aguas internacionales, lo que podría ayudar a restringir la pesca en algunas regiones. Además, establece que actividades de explotación en alta mar requerirán de estudios de impacto ambiental para poder desarrollarse.

Sin embargo, insiste en que aún queda sin resolverse el problema de la pesca. “Falta concretar un tratado robusto que fortalezca la conservación y uso sustentable de los recursos marinos en alta mar”, señala Muñoz y agrega que flotas, como la china, “están fuertemente subsidiadas, lo que aumenta la sobreexplotación de especies pesqueras”. Por lo mismo, el director de Pristine Seas enfatiza que “es muy importante llegar a un acuerdo para terminar con los subsidios pesqueros” .

En alta mar prácticamente no hay ley que regule las actividades pesqueras (Cortesía)

La sobrepesca que la flota china podría estar realizando actualmente frente a Galápagos, y que es permitida debido la falta de gobernanza en alta mar, “es perjudicial no solo para Ecuador”, dice Muñoz, “sino para todos los países que dependemos del mar y que necesitamos de pesquerías saludables para alimentar al planeta, y para darle ingresos a miles de pescadores que viven de esta actividad”.

En ese sentido, la cancillería ecuatoriana señaló en un comunicado que “está empleando todos los recursos que brinda el derecho internacional” y que el canciller, Luis Gallegos, dispuso “emprender consultas con los países ribereños del Pacífico, en especial Costa Rica, Panamá, Colombia y Perú para avanzar en las soluciones conjuntas e intensificar las acciones diplomáticas encaminadas al combate de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada”. (I)