Walter Delgado intenta abrir la puerta metálica enrollable para verificar lo que quedó de una tienda de confitería ubicada en el malecón de Canoa, en el cantón San Vicente, en Manabí, pero los escombros regados por doquier al pie de su negocio se lo impiden. Al lado, refrigeradoras volteadas en medio de botellas de vidrio quebradas indican que antes de las 18:58 del 16 de abril pasado, cuando el terremoto golpeó con fuerza esta localidad, allí había una licorería.