La sublevación policial del 30 de septiembre de 2010 provocó que la Asamblea Nacional funcionara bajo la figura del estado de excepción durante 912 días, del 9 de octubre de 2010 al 6 de abril de 2013, lo que implicó que los militares se hicieran cargo de la seguridad al interior de la sede legislativa, en Quito.