Levantarse a hacer ejercicios, practicar yoga y cantar un bolero de Rocío Durcal la hacen disfrutar de la vida al máximo cuando recién empieza su jornada, a las 04:00. Gloria Gallardo Zavala, presidenta de la Empresa Pública Municipal de Turismo y Promoción Cívica, lleva una agenda apretada, pero hace espacio para atender esta entrevista en su casa, en el barrio Centenario.

Allí se declara una mujer dispuesta a dejar la vida por Guayaquil. Y se remonta a 25 años atrás, cuando siendo directora de Noticias de Ecuavisa dejó el periodismo por ser parte, dice, del cambio que necesitaba la urbe en los años noventa.

Hoy, sigue su labor de servicio promocionando a su amada ciudad. Por ello, a sus 68 años, se muestra como una mujer activa que inicia su jornada a las 04:00 y la culmina cerca de las 21:30. Cuenta que apenas se levanta, hace yoga, ora y se ejercita con pesas en un gimnasio de su barrio. En su vivienda denota su afición a las plantas y las pinturas, que decoran sus tres salas.

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Comenta que vive a solo diez minutos de su oficina en el Municipio y que lleva una vida ajetreada. Muestra de ello, su teléfono celular no cesa de recibir mensajes.

Gallardo afirma que vive su vida a plenitud, pese al poco tiempo libre, y que disfruta de leer autores como María Dueñas y Paulo Coelho, o escuchar un tango de Carlos Gardel.

En compañía de su madre, Elsa, que es su vecina, dice disfrutar de la música, tanto que es una aficionada al canto.

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No solo canta. Ella, madre de cuatro hijos, se declara una amante del piano. En los últimos años, por sus labores, ha dejado un poco la práctica. Sin embargo, hasta hace tres años, animaba las reuniones familiares con coplas y canciones.

Los gustos de Gallardo, quien además fue asesora comunicacional del Grupo Noboa, son disfrutados los fines de semana. “Entre semana no tengo tiempo”, dice y agrega que en ese lapso aprovecha para pasar con sus nietos (11) o ver documentales.

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Expresa que le tocó madurar temprano porque se casó luego de graduarse del colegio La Asunción.

“El maestro llega cuando el alumno está preparado”, reflexiona Gallardo, aludiendo un proverbio y convencida de seguir sirviendo hasta que Dios le dé salud.