Tras la viabilidad que dio la Asamblea a la explotación de los bloques 31 y 43, en el Parque Nacional Yasuní, las voces de rechazo de los ambientalistas no se hicieron esperar. Con megáfono en mano y gritando a todo pulmón intentaron dejar sentado su rechazo que ni la lluvia, que cayó segundos después de la votación, logró frenar.