¿Qué impacto tuvo la sublevación del 30 de septiembre del 2010 en la credibilidad de la Policía? En esa fecha, la institución enfrentó uno de sus peores momentos, pero al tercer aniversario de las protestas, tiene mejor imagen, según sondeos de encuestadoras.

Perfiles de Opinión, por ejemplo, señala que el 27,6% de quienes entrevistaron en el 2010 (600 personas en Quito y Guayaquil) consideraba a la Policía como creíble o muy creíble. En agosto pasado la cifra fue del 41,8%.

Cedatos, en cambio, ha medido la confianza institucional desde el 2004. Se evidencia que uno de los picos más bajos se registró en el 2010, cuando solo el 30% (2.200 adultos en la Costa, Sierra y Oriente) expresó confiar en la Policía. El año anterior a esta sublevación la cifra fue del 36%.

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En agosto pasado, sin embargo, la confianza subió al 44%, cifra que ha ido en aumento, pues era del 42% en el 2011 y del 43% en el 2012.

El analista de seguridad Ricardo Camacho, quien fue asesor de Gustavo Jalkh en el Ministerio del Interior, opina que, aunque la institución venía arrastrando casos sonados como Restrepo o Fybeca, los hechos del 30 de septiembre le significaron “un gran golpe”.

Y cuestiona que la formación de los uniformados siga siendo militar, según dice. “En la ley (de Entidades de Seguridad Ciudadana) que están discutiendo siguen siendo los grados de generales, coroneles, cabos, sargentos... Todo gira hacia un sistema militar”.

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Los cambios en la cúpula han sido continuos. En menos de siete años, hasta octubre del 2012, cuando fue nombrado Rodrigo Suárez, hubo ocho comandantes generales.

El investigador Lautaro Ojeda cree que superar el resquebrajamiento y recuperar la confianza será un proceso largo, más cuando pesa sobre la policía la acusación de un supuesto intento de golpe.

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Cree que un indicador es, por ejemplo, echar mano de las FF.AA. para seguridad ciudadana. “Implícitamente quiere decir: ‘Policía, usted no sirvió, ahora métase el Ejército’”.