Eran pinos y eucaliptos, en su mayoría. Con la ayuda de la naturaleza habían vuelto a reverdecer. Con el paso del tiempo se habían despojado de las huellas que el fuego les dejó en el 2012, cuando hubo un incendio en la zona que colinda con la avenida Simón Bolívar, sector de Monteolivo, en el norte de Quito. Pero el pasado domingo volvieron a ser afectados por el fuego.

Natalia Bonilla, coordinadora del programa de bosques de Acción Ecológica, dice que en esa zona donde predominan lo que se llama bosques exóticos, los incendios han sido repetitivos en los últimos años; y que, aunque el Municipio de Quito maneja un plan de prevención, no se ha hecho la labor necesaria para, por ejemplo, reemplazar los eucaliptos quemados. “Debería haber un plan integral de reforestación con árboles nativos, que conservan mayor cantidad de agua y que podrían atenuar el fuego”, dice.

En lo que va del 2013, según la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR), el fuego ha afectado a 11.725,34 hectáreas (ha) de bosques, nativo y exótico, en 19 provincias. El 38% de la cantidad que los incendios destruyeron en el 2012 cuando se dañaron 31.071,13 ha. Ese mismo año, el Ministerio del Ambiente reportó que el fuego había afectado 21.570 ha que cubrían los ecosistemas del páramo (13.999 ha), bosque nativo andino (6.048 ha), bosque seco (253 ha), y otros (1.269 ha).

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Eric Horstman, director ejecutivo de la Fundación Probosque, que maneja el plan de conservación de Cerro Blanco desde 1993, explica que las zonas afectadas por incendios en más de una ocasión son propensas a que se quemen con rapidez; y pone de ejemplo un incendio ocurrido el pasado 28 de agosto en Cerro Blanco, cerca de las invasiones Voluntad de Dios y Promesa de Dios, que ya había sido afectado antes.

Ahí, indica, fue fundamental la acción inmediata de guardabosques de Tres Bocas, que permanecen hacia el noreste de ese parque, por lo que no se propagó el daño al bosque y destruyó al menos una hectárea. Tras la investigación de los biólogos que laboran en el sitio se detectó que el fuego se inició por intervención de sujetos que llegan a consumir drogas.

Tal como Bonilla, Horstman indica que la rehabilitación de los bosques es casi nula en el país y que la mayoría de hechos se iniciaron con la mano del hombre. “Hay planes de prevención archivados, en determinado momento se ha intentado iniciar una labor conjunta, pero cuando hacíamos reuniones, iban personas que no tenían capacidad de decidir”.

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Ana Felippino, uruguaya que ha trabajado veinte años en el movimiento mundial de los bosques tropicales y que estuvo en Quito la semana pasada, cree que se deben parar los monocultivos exóticos. “Los cambios climáticos hacen que la situación de lugares donde hay monocultivos se agrave; ese es un ecosistema extremadamente seco, como pasa ahora en Quito. Hay que tratar de darle forma a un bosque con un ecosistema completo; es casi imposible que una selva se incendie. Las plantaciones de eucaliptos, pinos o palmas, lejos de ser beneficiosas al ecosistema, están perjudicando”, refiere.

En tanto, Bonilla explica: “La tierra del bosque nativo es activa, rica, porosa; la del monocultivo es seca, no puede retener agua y esta resbala, provocando deslaves en lugar de retenerla. Hay que iniciar una reforestación responsable”.

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EFECTOS EN EL AMBIENTE

En el suelo: Erosión y pérdida de suelos; deterioro de las propiedades físicas y químicas; pérdida de nutrientes; destrucción de microfauna y estrato orgánico no incorporado al suelo mineral.

En la biodiversidad: Pérdida de especies de flora y fauna silvestre; migración de animales, aves e insectos; rupturas en cadenas alimentarias y alteraciones en las sucesiones ecológicas.

En la vegetación: Muerte de tejidos vegetales, alteraciones fisiológicas y deformaciones; deterioro de propiedades de la madera; incremento de plagas y enfermedades; entrada de vegetación invasora; pérdida de regeneración natural.

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En el clima: Aumento de la radiación solar y disminución de la humedad, reducción de la disponibilidad del oxígeno, contaminación.

En los recursos hídricos: Alteraciones de las relaciones hídricas, contaminación de las aguas, sedimentación y embancamiento, desecación de acuíferos, aumento de los excesos de agua.