Al consorcio Tecnovía-Padko se le adjudicó la demolición del edificio del Magap, conocido como la Licuadora, del centro de Guayaquil. Así lo divulgó ayer, en su portal web, el Servicio de Gestión Inmobiliaria del Sector Público (Inmobiliar), entidad gubernamental que administra los bienes del Estado.

Según el comunicado, la firma está en el proceso de elaboración del contrato para la demolición mecánica del edificio y, además, tramita la obtención de la licencia ambiental.

Esta adjudicación se hace pública en momentos en que Daniela Arosemena, estudiante de arte, socializa el proyecto jardín vertical para la Licuadora, que consiste en reforzar la estructura y que sus paredes exteriores sean decoradas por plantas ornamentales tropicales.

Publicidad

Según ella, el edificio se convertiría en un ícono ecoturístico de Guayaquil y sería un importante aporte ambiental.

Pero con la adjudicación de Inmobiliar, una vez legalizados los documentos, vendrá la demolición, que será piso por piso y no a través del método de la implosión, como inicialmente lo propuso el presidente Rafael Correa, en el 2010.

Primero se pensó en derribar la estructura a través de la implosión (proceso en el que se usan explosivos, pero la onda expansiva se mueve hacia dentro del inmueble), sugerido por la consultora Vera y Asociados y que tomaría 20 segundos.

Publicidad

Pero esa técnica se descartó, según lo explicó Correa el pasado 7 de mayo, porque una segunda consultoría, a cargo de la compañía española Gecsa, determinó que el método suponía un riesgo del 10%.

Inmobiliar recientemente indicó que una vez suscrito el contrato se entregará el anticipo para la demolición y se procederá con la ejecución de los trabajos. Tecnovía-Padko tendrá un plazo de 240 días (ocho meses) para terminar los trabajos de demolición.

Publicidad

Según la resolución administrativa UCP-2013-118, el servicio que ofrecerá el consorcio le costará al Estado $ 3’478.999,84 más IVA, e Inmobiliar dispone la elaboración del contrato a favor de la firma.

El derrumbamiento mecánico implica la utilización de maquinaria pesada para hacer operar tijeras capaces de cortar acero y hormigón, además de equipos manuales.

La decisión de no demoler el edificio a través de la implosión ha sido aplaudida por gremios de la construcción, pues el suelo de Guayaquil, según se concordó, es blando y el uso de explosivos ocasionaría vibraciones que causarían riesgos.

En mayo pasado, José Centeno, presidente de la Cámara de la Construcción, indicó que el gremio es partidario de que no se derribe el edificio, porque, dijo entonces, existen métodos para reforzar la estructura y mejorar su arquitectura.

Publicidad

Análisis previos

Antes de adjudicar a Tecnovía-Padko el servicio de demolición del edificio, Inmobiliar realizó análisis para evaluar el estado de la estructura y obtener informes para proceder al tipo de derrumbamiento.

Historia

El edificio, de 24 pisos y considerado el séptimo más alto del país (con 89 metros), fue construido en 1974.

Para construir ese edificio hubo que hacer una mejora de suelo increíble. Demolerlo quiere decir que van a dejar enterrado un suelo apto para construir”. José Centeno, presidente de la Cámara de la Construcción.