Las anacondas son criaturas impresionantes que han capturado la imaginación de muchas culturas en América del Sur, y a menudo son objeto de mitos y leyendas.

Se tiene conocimiento de que las hembras adultas pueden alcanzar longitudes de hasta 8 a 9 metros, aunque algunos informes sugieren ejemplares más grandes. Los machos son significativamente más pequeños, con longitudes promedio de alrededor de 3 a 4 metros.

Su tamaño y aspecto intimidante las han convertido en sujetos populares en la literatura, el cine y la cultura popular. Sin embargo, a pesar de su reputación, las anacondas tienden a ser tímidas y suelen evitar el contacto con los humanos siempre que sea posible.

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Madre de las Aguas

No obstante, existe una leyenda de la Amazonía peruana que relata la existencia de una enorme serpiente acuática, similar a una anaconda gigante, que habita en lo más profundo de los ríos y lagos de la selva, conocida como la Yacumama.

El nombre de esta criatura en quechua significa “Madre del Agua” o “Madre de las Aguas”, ser temido y respetado por las comunidades locales debido a su supuesto tamaño colosal y su poderío.

Según indica la leyenda, la Yacumama puede llegar a medir hasta 50 metros de largo, mientras que su cabeza puede llegar a tener hasta 2 metros de ancho.

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Se dice que tiene una piel resbaladiza en tono oscuro, lo que le permite camuflarse perfectamente en las aguas turbias de la selva. Además, tienen la capacidad de hipnotizar a sus presas con la mirada y atraerlas hacia ella para devorarlas con sus enormes fauces.

Así también, puede utilizar su boca para lanzar poderosos chorros de agua que derriban árboles a su paso, permitiéndole moverse también por tierra firme y aspirar presas que se encuentren a distancias considerables.

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Pese a todo, los habitantes de la Amazonía consideran a la Yacumama como protectora de los ríos y lagos; no obstante, cuando está enojada puede causar inundaciones y desastres naturales.

Por otra parte, se cree en la guarida de este ser fantástico se encuentra un tesoro compuesto por joyas y piedras preciosas que ha tragado con el paso de los años.

Cazadores y pescadores que se aventuran en las aguas de la selva siempre están alerta, pues saben que un encuentro con la Yacumama puede ser letal. Algunos cuentan historias de haber visto sus ojos brillantes en la oscuridad del agua, otros dicen haber escuchado sus rugidos profundos en las noches de luna llena.

Esta leyenda es transmitida de generación en generación en las comunidades amazónicas como una forma de enseñar respeto por la naturaleza y sus misterios, así como una advertencia sobre los peligros que acechan en las profundidades de los ríos y lagos de la selva. (I)

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