No hay mayor felicidad que ver a nuestros perros correr por un amplio espacio exterior, pero ¿qué sucede cuando ese espacio es público?, pues se debe pensar en los derechos de todos; es aquí cuando hay sacar a relucir los buenos modales de la familia de esa mascota. Sí, porque primero deben educarse los amos o tutores.

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La primera regla cuando salgo con mi perro es el uso de su correa, esto no es negociable, toda mascota debe pasear con su correa, lo especifican las ordenanzas municipales. En la ordenanza de la Municipalidad de Guayaquil, en su artículo 5 que habla de las ‘Obligaciones respecto a la tenencia de animales de compañía’ indica en uno de sus literales que: “Los titulares/tenedores o poseedores de animales de compañía deben pasear a sus mascotas con la seguridad debida colocándoles implementos como son: Collar, arnés, traílla y bozal”.

Otro punto que debe quedar claro es que el can no se pasea solo. Existen casos en los que los tutores les abren la puerta de su casa para que salgan a realizar sus necesidades libremente, quedando solos en espacios públicos. Ya lo dice la ordenanza metropolitana de Quito número 128, en su artículo tres, que habla sobre la ‘Tenencia de perros y otros animales domésticos’.

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“Los animales podrán circular por las vías y espacios públicos, así como en las áreas comunales de los inmuebles declarados en propiedad horizontal, únicamente en compañía de sus propietarios o tenedores con el correspondiente collar en el que conste el nombre y dirección del propietario (…) Los perros cuya peligrosidad sea razonablemente previsible dada su naturaleza y características, deberán transitar con bozal o collar de ahogo a fin de evitar que éstos causen lesiones”.

La psicóloga y educadora canina Daniela Álava nos recuerda que los espacios públicos son para que todos los disfruten. “No solo se trata de que solo cuido a mi perro de que tenga malas experiencias, sino también de cuidar otros perros y usuarios del parque, porque no sabemos qué experiencias pueden tener”, afirma.

“Hay espacios públicos que son específicos para poder soltar a los perros. Como regla general todos deberíamos seguir estas instrucciones de tener a nuestros perros con correa. Muchos perritos se manejan bien con correas que son largas y esto nos permite darles una libertad controlada. También es bueno que podamos usar correas de tres a cinco metros sin problema, y adaptarlo a nuestros perros y adaptarnos nosotros a su uso, y educarnos cómo usarlos para evitar que haya conflicto”, acota.

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Tener cuidado en esta regla básica nos ayuda a evitar situaciones, que en algunas ocasiones pueden ser hasta mortales. Es decir, evitamos mordeduras a personas y otros perros, que mi mascota se abalance sobre una persona que no tiene estabilidad en su cuerpo, ataques violentos de alto nivel, conflictos y malas experiencias.

“Si a mi perro no le gusta ser invadido por otros perros, no le gusta que se le acerquen a oler vamos a tener un conflicto, y a la final mi perro va a atacar y va a tener otra mala experiencia, que no es muy positiva. Todos debemos ser conscientes y lastimosamente en la actualidad no hay esa conciencia de que también estoy cuidando al resto y estoy pensando en un lugar donde tengo que compartir el espacio y tengo que respetar la libertad del otro”, recalca Álava, de Amores Perros.

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Hay que entender que no toda mascota es acariciable, las personas deben respetar el metro cuadrado de los perros y no acercarse de golpe, ya que esto podría acabar en accidentes. Parte de ser un tutor responsable, es convertirnos en la voz de nuestros perros. “Aprendamos a decir a la gente, ‘por favor no te acerques’, ‘por favor toma tu distancia’”.

La correa ideal

En el mercado se comercializan varios tipos de correas, desde pecheras, ahorcadores, las correas que se enganchan a los collares, y más. La especialista explica que cada perro tiene su herramienta ideal, no se puede generalizar, ya que esto depende de su comportamiento. “Cada perro se maneja de forma distinta en el ambiente, en su casa, cada perro ha tenido a lo largo de su vida experiencias diferentes que hace que pueda manejar cada herramienta”.

Lo que sí aconseja es que las herramientas de paseo sean seguras. “Algo que yo no recomiendo por nada del mundo, son las correas que tienen la hebilla de plástico, porque con un buen halón se pueden zafar o el perro incluso puede maniobrar y sacarse por su cuello el collar”, advierte y aclara que jamás se deben poner las correas en los collares, ya que éstos son expresamente para la placa.

Si su perro es pequeño, no hala la correa y sabe caminar muy bien cerca de sus tutores, puede optar por colocarle los arneses. Pero si su perro es grande la mejor opción son los ahogadores. “Realmente es una herramienta muy buena, que, si se la usa bien, puede darte increíbles resultados con los perros. Ayuda a que aprenda a caminar, ayuda a manejarlos desde el cuello y ayuda en un proceso de educación”, refiere.

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Como dato adicional sugiere que los collares (donde va la plaquita con los datos del perro. Algo indispensable) sean de nylon, ya que el cuero puede calentar mucho esta zona de su cuerpo y puede generar algún tipo de alergia.

“Los titulares/tenedores o poseedores de animales de compañía tendrán la obligación de colocar placas de identificación a sus mascotas, en las que se incluirán: nombre de la mascota, nombre del titular, teléfono y dirección”, especifica la ordenanza de Guayaquil.

Su fundita ¡Importante!

Jamás debe olvidar llevar su fundita, ya que es responsabilidad del tutor o de la persona que lo saque a pasear recoger sus necesidades y procurar dejar limpia la zona. “Nosotros como dueños responsables debemos recoger su popó, porque no solo es por educación sino también por salubridad y por higiene de los espacios públicos. Si es que niños van a jugar allí se pueden ensuciar, pueden pisar, y eso no es higiénico”, subraya.

Es importante que permitamos que el perro olfatee el tiempo que requiera, y elija donde quiere hacer sus necesidades, teniendo siempre en cuenta que no sea una zona privada, o el interior de un establecimiento.

Preguntas básicas

Cada vez hay más espacios que se categorizan como pet friendly, pero antes de llevar a su can a estos lugares debe hacerse las siguientes preguntas: ¿Mi perro está apto para estos lugares?, ¿puedo cargar a mi perro si es que mi perro no puede estar acostado?, ¿puedo estar caminando por todo el espacio?, ¿mi perro no va a ser agresivo con otros perros y con otras personas?”.

Es clave ser conscientes sobre estos puntos y conocer si mi mascota está apta para llevarla a estos espacios, caso contrario, puede causarles un trauma y agravar los problemas de conducta.

“Para mí personalmente no es un espacio pet friendly llevarle a mi perro a comer y que se quede abajo de una mesa, mientras yo disfruto. Un espacio pet friendly tendría que ser un espacio de campo abierto, donde mi perro pueda estar en un espacio que sea adecuado para él, donde lo puedo pasear y puede cansarlo un ratito, y luego pueda quedarse cerca mío”, opina la especialista.

Normas en la movilización

Si usted va a movilizarse con su perro en transporte público, es vital asegurarse que está permitido esta acción. Lo recomendable es elegir por taxis que tengan esta opción, como por ejemplo Uber Pet. Si opta por otro tipo de servicio o cooperativa es indispensable que antes de tomar la carrera, consulte al conductor si está de acuerdo viajar con una mascota.

En caso de tener una respuesta afirmativa por parte del chófer, lleve una manta para ponerlo en el asiento, y la mascota puede ir sobre éste. Esto demostrará lo respetuoso que es como tutor.

“Mientras tu perro va en el taxi hay que estar pendiente de que no se pase adelante, que no se revuelque por todo el carro, que esté apto a este tipo de movimientos, porque hay perritos que se marean mucho y vomitan”, cita Álava.

¿Cuándo usar el bozal?

El uso del bozal muchas veces está estigmatizado, pero el empleo de éste puede salvarnos de vivir malos ratos, ya que es una buena medida de seguridad. “En caso de que no tengamos la certeza de cómo nuestro perro va a reaccionar en diferentes situaciones es necesario usarlo”.

El uso de esta herramienta requiere de un proceso previo, para evitarles estrés. “Se debe ir positivizando y adaptando al perro a su uso poco a poco. El perro debe acostumbrarse a su uso para que lo tolere de mejor manera”.

La entrenadora recomienda un bozal tipo canasta, que permita al perro jadear, tomar agua y coger premios. “Los bozales que cierran completamente la boca del perro o restringen movimientos naturales pueden ser contraproducentes y ocasionar peores experiencias y asociaciones al perro”, explica.

Sanciones

Las respectivas ordenanzas de Quito y Guayaquil establecen sanciones si se infringe uno de los puntos establecidos. En el Puerto las infracciones leves son sancionadas con hasta el 50% de un salario básico unificado y con 10 a 20 horas de capacitaciones sobre Bienestar Animal.

En la capital la multa para los tutores es de $200 en caso de que un perro agreda a un humano. (I)