El oso andino, oso frontino u oso de anteojos (Tremarctos ornatus), es la única especie de oso existente en América del Sur (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela), y su situación es preocupante, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Esa es también la realidad de Tupak, un oso andino hallado cerca de áreas habitadas cerca del río Pisque, en la provincia de Imbabura.

Los campesinos de la zona reconocen al oso Tupak, y lo reportaron a los técnicos del Gobierno Provincial, que junto a organizaciones de conservación han organizado la translocación o reubicación del animal. Tuvo que ser retirado de su hábitat en diciembre de 2023 para mantenerlo vivo hasta encontrarle un nuevo lugar, libre de interacción humana.

Tomas de Tupak durante su reinserción a la vida silvestre, entre febrero y diciembre de 2023. Foto: Cortesía

Tupak ya había sido reubicado a principios de 2023, después de atacar varias cabezas de ganado y sembríos de maíz para alimentarse. Pero el primer intento de alejarlo no funcionó, pues a fines de ese año volvió a ser ‘el más buscado’ por los campesinos. Fue capturado por un equipo del Gobierno Provincial de Imbabura, la Fundación Cóndor Andino, la Dirección Zonal 1 del Ministerio del Ambiente y delegados de la Junta Parroquial de la comuna Mariano Acosta. Su actual lugar de residencia es el Zoológico de Quito, en Guayllabamba.

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En ese lugar recibió un chequeo médico básico, toma de muestras e historial integral, y se supo que, además de sus conflictos con los humanos, tiene otro inconveniente en su interacción con una especie abundante en la región, los perros abandonados y ahora en estado salvaje, de los que ha adquirido el distemper canino o moquillo. Los veterinarios descartaron otras enfermedades.

Un helicóptero para transportar a Tupak, el oso andino

El traslado de Tupak requiere apoyo urgente, su residencia en el Zoo de Quito siempre fue vista como provisional, pero hace falta un vehículo para trasladarlo.

El director del Zoo de Quito, Martín Bustamante, explicó a este Diario que la nave que necesita Tupak para llegar a un sitio apropiado debe ser un helicóptero que pueda volar por sobre los 3.500 metros, con capacidad de carga de unos 800 kg (incluido el oso, veterinarios y una persona de apoyo, más los equipos para monitorear la salud del animal, pues viajará dormido).

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Los chequeos médicos descartaron enfermedades mayores, pero confirmaron que Tupak tiene moquillo, adquirido por su interacción con perros abandonados. Foto: Cortesía

De acuerdo con un reporte de EFE, el objetivo es reubicarlo en un lugar montañoso aún más recóndito y remoto donde haya garantías de no tener interacciones con el ser humano. El traslado se ha aplazado ya que las aeronaves de las Fuerzas Armadas están empleadas en las operaciones del “conflicto armado interno” declarado por el presidente del país, Daniel Noboa, contra el crimen organizado. Según ese informe, además, el Cuerpo de Bomberos de Quito también se interesó, pero su helicóptero no puede sobrepasar la cordillera de los Andes a 4.572 metros de altura, con la carga mencionada.

A decir de la UICN, los protocolos a seguir para la translocación del oso deben incluir consideraciones sanitarias para garantizar la salud del animal, comprobar que este tenga un comportamiento que le permita continuar con su vida en medio silvestre y que sea compatible con la estructura genética de la población a la que llega.

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Esto último también es posible, pues Tupak es descendiente de la tercera generación de la subpoblación de osos estudiada en la cuenca alta del río Pisque desde el 2010. Hay registro de 23 individuos en ese linaje, y todos tienen un código y un nombre propio, asignado por los técnicos de la Prefectura de Imbabura como parte de un proyecto de conservación de la especie.

Las estimaciones de la población de osos andinos en Ecuador son de hace varios años, y apuntan a unos 2.000 ejemplares en todo el país (esas mismas cifras maneja la UICN). “Es una estadísticas que se debe actualizar”, insiste Bustamante. Aparte de Tupak, de 5 años de edad, solo hay en el zoológico otro oso andino, que proviene del mascotismo y la tenencia ilegal.

En cambio, al ser reintroducido, Tupak podrá encontrarse con otros osos andinos en la zona, algo que está comprobado a través del monitoreo a animales de la misma especie que llevan rastreadores satelitales provistos por la Prefectura de Imbabura. Él también portará uno de estos collares.

El oso andino, una especie que no consta como ‘en peligro’, pero vive una situación preocupante

La principal amenaza para el oso andino es la reducción y fragmentación de los bosques por la expansión de las actividades humanas y el cambio del uso del suelo en la región de los Andes. Las poblaciones se han quedado con parches de hábitat aislados, que no tienen el tamaño adecuado para mantener poblaciones saludables a largo plazo.

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Tupak tiene 5 años y es el 'más buscado' por los campesinos del río Pisque, en Imbabura, por su costumbre de alimentarse de animales de cría y de maíz. Foto: Cortesía

A esto se suma la cacería, no con fines comerciales, sino por proteger los cultivos y a los animales de cría. En Ecuador, en los últimos años, se han desarrollado proyectos de reintroducción y estudios de osos con collares de radio y GPS.

El protocolo para la liberación de Tupak está aprobado por el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica. Esta tarea será clave para aprender de estos procesos y encontrar las mejores respuestas para cuando los conflictos entre osos y humanos aparezcan.

El temor de las organizaciones es que los osos sean ajusticiados por comerse animales de cría y sembríos, pero también quieren evitar mantenerlos en zoológicos, medida extrema cuando el oso se acostumbra a alimentarse del producto de la labor humana.

¿Por qué Tupak tiene que quedarse en Imbabura? Los linajes de osos están claramente diferenciados por regiones y paisajes, y movilizarlos entre diferentes puntos del país es riesgoso, dicen los técnicos del Zoo de Quito, desde la perspectiva de la estructura genética de las distintas poblaciones de osos. Por eso, cada translocación debe ser bien planificada. (I)