El día en que Alexa Altgelt se decidió a cambiar una alfombra de su casa que ya no era de su agrado, también encontró su nuevo proyecto de vida: un trabajo que hoy la llena de alegría y satisfacción y que, al poder compartirlo con otros, le provoca aún más regocijo.

“Empecé a ver qué opciones había en el mercado de alfombras y pensé: ‘yo quiero diseñar mi propia alfombra’ y así empezó todo hace ocho años”, recuerda Altgelt como un momento decisivo en su vida, luego de superar una severa enfermedad.

El siguiente paso fue familiarizarse con el diseño textil, entender las fibras y encontrar el talento artesano adecuado primero en Ecuador.

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“Cogí el carro y empecé a viajar por varios lugares e iba preguntando: ¿quién hace alfombras?, ¿quién teje? Fue una búsqueda interesante porque nuestro país es maravilloso. Y así empecé a buscar y me di cuenta de que algunos tejían y otros ya no, porque en verdad es un arte cuasi extinto, ya nadie quiere tejer, la gente quiere viajar a ciudades grandes y estudiar otras cosas. Y la mano de obra textil se ha perdido, esa es la realidad. Y entonces había que rescatarla”, agrega la también arquitecta.

A breves rasgos ese fue el nacimiento de 4DASOUL, su línea de alfombras en las que busca reflejar su propio espíritu y también el de sus clientes. “Esto es una marca con propósito”, asegura.

“No solamente se trata de vender alfombras, sino de saber por qué. Hay una razón. En cada alfombra puedes ver reflejada la energía de cada artesano que se demora entre 45 a 60 días en cada alfombra, porque se dedica exclusivamente a ella con un diseño que va muchas veces personalizado”, detalla. “Ha sido toda una curva de experiencia”.

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Su colección más reciente se denomina Catarsis.

¿Cuándo y cómo les imprimió su esencia y marca propia?

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Empecé personalizándolas, haciendo una para mí, una para la casa de mi tía, empecé con mi círculo cercano. Y, cómo yo soy arquitecta entonces me nacía mucho la línea geométrica. Pero de repente, como mi marca es vivencial, luego verán que me conecté con ciertos elementos de la naturaleza, flores, plantas, colibríes, mariposas que nada tienen que ver con la geometría.

¿Podemos ver varias fases?

Sí. Como cuando empecé a romper mis estructuras sobre que no todo es recto, entonces hice diseños abstractos y por eso tengo cinco colecciones de alfombras. Y es increíble como cada persona se va conectando y se identifica con cada una de ellas. Ya conozco a mis clientes, pero los elementos clave para lograr ese sello personal son la energía y el tiempo y ver cómo se comporta cada cliente, siempre propongo a base de cómo los leo.

¿Cuál es el proceso para quien quiere un diseño personal?

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Les hago las preguntas de rigor: ¿qué colores te gustan? Muéstrame dónde vives, ¿qué es lo que ya hayas comprado? Y así poder conectar. Porque la intención es que la alfombra sea ese elemento que amarre la decoración de un espacio y que tenga un propósito y qué increíble decir que tu alfombra es única, porque eso es lo que comenzó a pasar. Mis clientes no tienen una experiencia de compra de una tienda, si no que se llevan esa exclusividad.

¿Qué significa para ti esta última colección, Catarsis?

Es una mezcla de mis primeros diseños que creo que se conectan más con el mercado local y mis nuevos diseños. La nombré Catarsis por este proceso de transformación a partir de experiencias fuertes en la vida. El diseño para mí es una terapia, para sobrellevar lo bueno y lo malo en la vida.