Este 2024 se cumplen 70 años de la publicación de la novela Cuando los guayacanes florecían, del escritor esmeraldeño Nelson Estupiñán Bass. Fue editada por la Casa de la Cultura Ecuatoriana en 1954.

La obra, la primera novela del autor ecuatoriano nacido en 1912, tiene un marco histórico real: narra la rebelión del general Carlos Concha Torres contra el Gobierno de Leonidas Plaza luego del asesinato de Eloy Alfaro, artífice de la Revolución Liberal. Concha busca vengar la muerte del Viejo Luchador y, para ello, arma un ejército de campesinos y hombres de pueblo. El libro contiene 201 páginas y está estructurado en quince capítulos. Transcurre entre 1913 y 1917.

En esta novela, cientos de esmeraldeños de a pie, con machetes como armas, se suman a la lucha de Concha, entre ellos tres conciertos, quienes, pese a las reformas que trae el liberalismo, siguen atados a la hacienda, en condiciones de casi esclavitud por las deudas heredadas de padres a hijos, de generación en generación.

Ya en 1943 Adalberto Ortiz había publicado la novela Juyungo, cuyo protagonista es Ascensión Lastre. Es una obra en la que se habla de la cultura así como de la historia de postración y explotación del pueblo afrodescendiente. En ella se hace hincapié, asimismo, en que más que la raza un factor determinante es la clase, puesto que la sociedad se divide en oprimidos y opresores.

La novela de Estupiñán, que también pone énfasis en este aspecto, muestra, sobre todo, la inutilidad de la lucha de Concha y sus huestes, pues la revolución se pervierte y, al final, poco o nada cambia: los pobres siguen tan pobres como siempre, los poderosos se imponen y la corrupción en las élites no es combatida. “El destino del hombre pobre, ese es el único destino que está escrito... Será siempre pobre... El destino del hombre rico lo escribe él mismo...”, se dice en la novela.

La de Estupiñán Bass es una visión desencantada de la revolución conchista y crítica de las estructuras sociales. “No está adebajo el negro por ser negro, el negro está adebajo porque es pobre. La plata hace todo, hasta el color. Si vos llegás a tener plata, ya no sos un cualesquiera... Y casi sos un blanco... Lo malo es la pobreza, no la color...”, comenta uno de los personajes de este libro, que se enmarca en el realismo social ecuatoriano.

A 70 años de escrita, parecería que la novela hablara del Ecuador de hoy, con su violencia, con sus inequidades, con sus corruptelas. Y pese a todo, la naturaleza fluyendo y abriéndose paso. Con las primeras lluvias, los guayacanes florecen. (O)