Samay Cañamar atiende a este Diario en un Zoom desde un lugar privilegiado por la naturaleza, Camuendo, una comunidad de Otavalo, situada a los pies del volcán de Imbabura. Este lugar y su mágica sabiduría ancestral se convirtieron en inspiración para que la autora indígena escribiera su libro de cuentos poéticos Kawsarina.

Con ilustraciones de Carmen Lucía Páez, esta mágica obra de ficción presenta a Alberto Morales, un pequeño que va en busca de una flauta Muku, la que quiere aprender a tocar. Este mismo deseo lo lleva a estar atento a cada sonido de su alrededor, incluyendo el silvido de un huiracchuro, una ave migratoria que también es parte de la historia.

Kawsarina, de Samay Cañamar. Foto: Tomado de Los Shingri

Alberto pasa por una serie de vivencias muy cotidianas de la comunidad. “Huela, recorre, va por el lago, nos va contando las sabidurías de las lagunas, la sabiduría del viento”, relata la autora, sobre su personaje que termina conociendo a un sabio, llamado taita Estacio, quien le enseña la manera correcta de esta tocar flauta.

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“Es una apuesta, porque las sabidurías ancestrales no solo quede con nosotros y para nosotros, sino que también puede ser universal, que pueda ir a todos los espacios que quiera ir”, manifiesta Cañamar, también docente y columnista de este Diario.

Es justamente eso a lo que hace tributo su título: “Kawsarina para nosotros significa que no muera estos saberes, que siga floreciendo en cada una de las juventudes”.

Se trata de una publicación trilingüe, ya que los lectores pueden encontrarse con los textos traducidos en español, inglés y kichwa; esto en una urgencia por “recuperar nuestra lengua, reivindicarla y revitalizarla”.

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'Kawsarina', de Samay Cañamar contiene ilustraciones que rinden homenaje a las tradiciones de las comunidades.

Este libro y su personaje está inspirado en una investigación intercultural sobre los sonidos ancestrales no registrados, que emprendió con su hermano Óscar Cañamar. “Mi hermano acompañó a cuatro taitas para crear la música, para hacer un registro, ponerles un nombre, un contexto, no es cualquier música. Cada canción representa un sector de mi comunidad, el significado, los sonidos”.

Sus 40 páginas que están acompañadas de ilustraciones que dialogan en complemento con el texto, en estas podemos reconocer a los volcanes, paisajes, flora, fauna y tradiciones de la Sierra ecuatoriana. Al final incluye un código QR que traslada al lector al álbum de música tradicional kichwa interpretada con flautas muku de la comunidad de Camuendo, realmente un fantástico viaje sonoro.

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Puede obtener este libro en su versión física a través de la página de @samay.canamar.

Samay Cañamar y su hermano Oscar Cañamar. Foto: Foto de Miguel Imbaquingo

“Escribo en dos tiempos”

Samay Cañamar firmando su libro 'Kawsarina'. Foto: Tomado de Los Shingri

Cañamar expresa que una de sus pasiones es la escritura, dice hacerlo en dos tiempo: en su lengua madre, y la adquirida por la academia. “Para mí escribir desde el kichwa es como este retorno al hogar, a este espacio que me pertenece desde mi familia, y escribo desde allí, pero también hay versos que pueden salir en español. Entonces siempre escribo en dos tiempos, en dos lenguajes”, cuenta.

“Hay que crear espacios para poder escribir porque las comunidades de pueblos y nacionalidades tenemos mucho que contar, tenemos mucha sabidurías. Es importante reconocer que habemos escritores que estamos narrando nuestras propias historias, dándonos agencia sin que alguien más, desde una mirada patriarcal, jerárquica, hable por nosotros”, indica la también autora de Mirarse en la eternidad del corazón. (I)