Disney y Marvel quieren asegurarse la lealtad de Deadpool, y para ello reclutan de manera forzosa a Wade Winston Wilson, el nombre real del antihéroe, que al enterarse del motivo por el que lo buscan se autoproclama el ‘mesías’ de ese universo cinematográfico.

Sus ambiciones, sin embargo, se chocan con la realidad de que los superhéroes tienen un trabajo que los desafía física y mentalmente, y que requiere siempre tener poderosos aliados. En este caso, alguien con quien compartir tanto la pantalla como el título de la tercera película de Deadpool.

Así, las promesas del actor principal Ryan Reynolds se cumplen, pues esta entrega se llamará Deadpool & Wolverine, y traerá de vuelta al personaje del traje amarillo y al actor australiano Hugh Jackman.

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¿Mejores amigos o némesis? Es difícil decirlo, aunque Reynolds apunta a que esta será una historia de crecimiento de la relación de ambos personajes.

El actor británico Matthew MacFadyen (Orgullo y prejuicio) se integra a la saga de Deadpool en el papel del agente de la Autoridad de Variación Temporal (AVT) encargado de poner a Wade al tanto de sus nuevas obligaciones.

Él es uno de los primeros testigos de la locura y crudeza de Deadpool, cuyo lenguaje es uno de los principales causantes de que esta película tenga clasificación R, que generalmente se entiende como contenido restringido, no apto para menores de 17 años, a menos que estén en compañía de un adulto.

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El responsable, es decir, Reynolds, aparece con el traje de Deadpool por primera vez en seis años, y da fin a una larga espera por parte de los fanes. Su interacción con Jackman se produce en los últimos segundos del tráiler, en el que no se sabe si Wolverine va a ayudarlo a levantarse o a ajustar alguna cuenta pendiente.

Poco después del estreno del adelanto en el Super Bowl, los dos actores compartieron sus impresiones en las redes sociales. Como era de esperarse, hicieron burla uno del otro. (E)