El mundo de la literatura se despidió esta semana del prolífico y versátil escritor estadounidense Paul Auster, cuya carrera como escritor comenzó cuando, a los 8 años, no pudo conseguir el autógrafo del beisbolista Willie Mays porque ninguno de sus padres tenía un bolígrafo a la mano.

“Después de esa noche, comencé a llevar un lápiz a todas partes. Se me hizo costumbre no salir nunca de casa sin asegurarme de tener un lápiz en el bolsillo. No es que tuviera planes particulares para ese lápiz, pero no quería estar desprevenido”, escribió en 1995 en un ensayo para The New Yorker.

“Una vez me encontraron con las manos vacías y no estaba dispuesto a permitir que volviera a suceder. Al menos, los años me han enseñado esto: si tienes un lápiz en el bolsillo, es muy probable que algún día te sientas tentado a empezar a usarlo. Como me gusta decirles a mis hijos, así me convertí en escritor”.

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De esa pluma, el mundo pudo deleitarse con obras que se ganaron su lugar en la literatura contemporánea. Según describe The Guardian, sus historias a menudo juegan con temas de coincidencia, azar y destino, con personajes que se vuelven poco confiables mientras avanza la cambiante trama. Además, muchos de sus protagonistas son escritores y su obra es autorreferencial, con rostros de las primeras novelas que aparecen nuevamente en las posteriores.

La trilogía de Nueva York. La saga detectivesca arrancó con City of Glass, publicada en 1985 y seguida por Ghosts (1986) y The Locked Room (1986). City of Glass, según Auster, invierte la novela policiaca estándar al hacer preguntas en lugar de dar respuestas. Además, utiliza varios recursos metaficticios. El mismo autor aparece a lo largo del libro de diversas formas, entre ellas, como la persona que llama a Daniel Quinn para que tome un enredado y misterioso caso.

Leviatán. Publicada en 1992, es una de las novelas que de acuerdo con la crítica definieron la sensibilidad de Auster. La historia arranca con el hecho (un hombre, Benjamin Sachs, que se disparó a sí mismo) y que luego será investigado desde la voz del narrador. Fiel a su estilo, el autor coloca a un personaje ficticio en un contexto real, por lo que algunos encuentran similitudes con el terrorista conocido como Unabomber, Theodore Kaczynski.

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Mr. Vértigo. La novela de 1994 cuenta la historia de Walter Claireborne Rawley (Walt), un huérfano abandonado que vive en las calles de St. Louis. El maestro Yehudi lleva al niño a una casa solitaria en el campo para enseñarle a Walt a volar. A lo largo de la historia, se encuentran con peligros de la vida real como el Ku Klux Klan y la mafia de Chicago.

4 3 2 1. La publicación marcó en 2005 el regreso del autor a los estantes de las librerías tras una pausa de siete años, de los cuales trabajó tres en la novela que fue escrita completamente a mano. En esta ocasión el protagonista es Archie Ferguson, cuya historia es contada en siete capítulos en los que cada uno cuenta cuatro versiones sobre él.

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Burning Boy: The Life and Work of Stephen Crane. El mundo de la no ficción recuerda a Auster por su trabajo al recopilar y relatar la vida y trayectoria del novelista y autor estadounidense Stephen Crane (1871-1900). Publicada en octubre del 2021, se llevó el premio de Los Angeles Times en el apartado de biografía. “Al final, Auster no deja lugar a dudas sobre el genio de Crane. Realmente era un prodigio, y su voz y su estilo (agudo, observador, desprovisto de moralizaciones o sentimentalismos) eran algo completamente nuevo en las letras estadounidenses”, recogió The New York Times.

La última novela de Auster fue Baumgartner, publicada en octubre del 2023.

Un amor inmediato

El autor que nunca poseyó una computadora y que siempre eligió escribir a mano y, a veces, en una máquina de escribir, murió a los 77 años acompañado de su esposa, Siri Hustvedt, e hija, Sophie.

“Como su testigo, amigo, amante, colega escritor y primer lector (como él fue el mío), solo puedo decir que escribió desde lo más profundo del sentimiento, desde los espacios oníricos donde nacen, se desarrollan y terminan los grandes libros”, lo celebró su esposa, por más de cuatro décadas, en Instagram, no sin antes levantar su reclamo de cómo la noticia se filtró a los medios digitales antes de que sus familiares pudieran llamar a sus allegados y dar personalmente la noticia.

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Según contó la también autora para The Guardian, conoció a Paul Auster en una lectura de poesía y se casaron en 1981.

“Pensé que era la cosa más linda que había visto en mi vida. Me lo presentaron como poeta y pensé: ‘Dios mío, un hermoso poeta’. Fue muy rápido. Me tomó literalmente 30 segundos. Me quedé completamente desconcertada”. Pero al principio, recordó, las cosas fueron precarias. “Me enamoré de un escritor desconocido”. Tras el nacimiento de su hija, en 1987, la carrera de Auster había comenzado a despegar. Cuando compraron su casa, su esposo la miró y le dijo: ”¡Nada mal para un par de poetas!”.

Ella y Auster se leyeron durante años mutuamente su trabajo y, si la ocasión lo ameritaba, podían ser despiadadamente honestos, aunque sin llegar a ser nunca competitivos.

Siri fue la segunda esposa del autor, quien estuvo previamente casado con Lydia Davis, con quien tuvo un hijo, Daniel, quien murió por una sobredosis.