Hace 47 años, el chef francés Guilles Blain y su esposa, la ecuatoriana Azucena Aragón, fundaron en Quito El Rincón de Francia, teniendo éxito inmediato con un menú de cocina francesa tradicional, y un toque español, que poco ha variado en el tiempo, convirtiéndose en un clásico,

Hace muchos años el chef Blain murió, superando su esposa el reto que este vacío generó. Mantienen el mismo nivel de alta calidad y excelencia, de la mano de su nuevo chef, su hermano Mario.

Por sus salones han pasado decenas de mandatarios del mundo, tiranos también, reyes, toreros y artistas, haciéndolo parte de la historia de la ciudad.

El sitio es muy sencillo, en una casa antigua del barrio Mariscal, en la calle Roca, con mobiliario tradicional, cortinas, madera y cobre dominan los varios ambientes que esta casa tiene, logrando hacerlo sentir a uno, en casa, así no sea un habitual.

Uno de los platos estrella son los sesos en mantequilla negra. Muy pocos restaurantes se atreven a hacerlo, puesto que su preparación desde el manejo y limpieza de la materia prima, hasta su cocción, es difícil. El chef Aragón los limpia con vinagre, los cura un buen tiempo con tomillo, romero y orégano, y logra que fritos en mantequilla negra con hierbas, tenga un gran sabor, y sobre todo una textura tan suave, que se mezcla y confunde con la mantequilla, en boca.

Otro plato estrella igual de reputado, los escargots a la Bourgignon, nada más que caracoles cocidos en mantequilla, ajo y perejil. Cada chef tiene su toque secreto para este sencillo y clásico plato, y este, lo hace con Pernod.

Cada uno de los platos que probamos, y que por muchas ocasiones hemos saboreado en este restaurante, mantienen los mismos altos estándares a través de los años. La sopa de cebolla es la mejor que se puede encontrar en el país. La pangora con mostaza, fresca como si estuviera comiéndola en una cabaña en la playa, y perfectamente cocinada.

Los mejillones rellenos Marseillaise son espectaculares. Preparados con muchas especias, laurel, ajo… no los comí esta vez, pero los recuerdo de muchas anteriores, al igual que el conejo a la mostaza Dijon.

El Turnedó al Grill con hierbas, imperdible. La concentración de sabores bien balanceados que logran las hierbas, cuya presencia se nota, y la suavidad de la carne, hacen de este sencillo plato, un ganador.

Los postres, imperdibles. A mi juicio, la mejor pastelería del mundo es la de la cocina francesa. Sus postres son gloriosos. El clásico crepes Suzette, crepes cocinados con zumo de naranja, mantequilla, azúcar, Grand marnier y brandy; Y el Creme Brulee, son recomendables en este sitio.

El Rincón debe ser probablemente el restaurante de alta cocina más antiguo del país, mérito que compartía hasta hace poco con el Caracol Azul de Guayaquil. Dos generaciones hacen que muchos ecuatorianos lleven estos sitios, y en especial al Rincón de Francia, en un Rincón del Alma. (O)