Comal abrió su primer local en Urdesa, en plena pandemia, y desde sus inicios fue un éxito, haciendo un muy buen trabajo con una de las comidas más típicas y humildes de esa gran gastronomía, como es la mexicana, preparando tacos de verdad.

La mayoría de los restaurantes que ofrecen dicha cocina en Ecuador tienen más de tex-mex que del México profundo. Comal propuso algo ligeramente distinto a lo que han hecho cientos de restaurantes en la ciudad a lo largo de los años, y lo hizo bien, con excelencia y enfocado. Para los de mi generación, que crecimos con las enseñanzas en negocios de Porter y Kotler, podríamos decir que su estrategia logró diferenciarlos rápidamente de sus competidores.

Ahora esta marca enfrenta un nuevo reto, el del crecimiento, con su tercer local en el nuevo proyecto ubicado en la vía a Ciudad Celeste.

Han decidido utilizar el mismo nombre, Comal, para un modelo de restaurante muy distinto al de los dos iniciales: taquerías especializadas, que tienen un menú limitado, con gran valor y buena relación precio-calidad, con el mejor producto de su categoría en el país. En este tercer restaurante, la carta es distinta. Los tacos son solo una pequeña parte de un menú amplio, muy variado, que incursiona en cocina mexicana de autor y en platos más sofisticados y de un mayor precio.

Propuesta arriesgada al usar la misma marca, enfrentándose sus clientes habituales a un restaurante, una oferta y precios muy diferentes.

La comida no nos decepcionó. Lomo fino de res en mole rojo, con papines pisados en chile morita ahumado y vegetales al rescoldo fue un plato bien logrado, con una gran paleta de sabores.

El plato estrella de la comida fue el magret de pato laqueado, con mole poblano, pok choi a la brasa y jus de chiles ahumados. Término perfecto. El mole poblano, extraordinariamente delicado.

Es muy interesante que el menú no sea el del típico restaurante mexicano, o tex-mex, sino que incorpore platos de la cocina tradicional de este país. Así probamos la tlayuda de camarones a la brasa. Es una tortilla de trigo asada al carbón, con camarones en adobo y mayo de chiles asados. Su sabor es totalmente distinto al de la tortilla típica, con su característico ahumado.

Las tostas de cangrejo, pulpo, pangora y atún deben probarse.

Tiene muchas opciones de aguachile, un plato que parece sencillo pero que requiere de técnica para que esté bien hecho, ya que el caldo con que se lo hace es la clave.

Este Comal es mucho más costoso que sus anteriores versiones. Es otro concepto.

Cada plato debe comérselo como viene. No es necesario rellenar todo con frejol y guacamole. Así como en un buen restaurante japonés el buen nigiri, preparado cada pedazo cuidadosamente por el chef, no necesita salsa de soya u otro condimento, lo mismo con la buena cocina mexicana, incluso con un plato tan humilde como el taco. (O)