San Lucas, el evangelista, relata que “nadie enciende una lámpara para esconderla, o para ponerla debajo de un cajón. Todo lo contrario: se pone en un lugar alto, para que alumbre a todos los que entran en la casa”.

La estrategia de promoción turística de un país que no se enfoque en sus diferenciadores o en sus potencialidades, sin darle a estos un contenido único, novedoso, contemporáneo, se vuelve propaganda, hueca, vacía. Una más de los cientos de ofertas en el mercado, a las cuales los usuarios normalmente escogen por dos características: precio y novedad o singularidad.

En precio, Ecuador no llegaría lejos. Es poco competitivo internacionalmente. Por lo tanto, la promoción turística de nuestro país debería buscar todos los contenidos que la hagan única y especial. La gastronomía ecuatoriana es eso: un contenido nuevo, distinto.

La guía Taste Atlas en el último año ha colocado varios de nuestros platos, como guatita, locro, fanesca, encebollado, cebiche de concha negra, entre los mejores del mundo en sus categorías. Varios chefs ecuatorianos comienzan a aparecer en programas internacionales de cocina, reputados.

Cada vez más cocineros de fama mundial hablan y escriben favorablemente sobre nuestra gastronomía.

Sin embargo, en los últimos años, la industria de la restauración y la gastronomía en general ha sido totalmente olvidada, abandonada por el Estado. Ecuador desaprovechó la oportunidad que tuvo de haber sido el país anfitrión en la ceremonia de los premios 50 Best Latin America, al no recibir el apoyo estatal que se necesitaba para lograr la sede, que encontró a Río de Janeiro como un anfitrión propicio e interesado, sede que ahora vuelve a estar disponible para el país en el 2025.

Muchos podrán diferir pero, a nuestro entender, el mayor potencial de la cocina ecuatoriana se encuentra en la Costa, entre Guayas y Esmeraldas, pasando por Manabí, por lo diverso de su canasta de productos, sus técnicas tradicionales y el atractivo comercial de esta canasta en los mercados internacionales. Empero, la gastronomía de la Costa se asemeja al ave fénix del tan mentado plan: aún no la vemos retomar vuelo, en gran parte debido a la ineficacia en el control de la seguridad.

Escuchamos que, si Ecuador es considerado en el 2025 para ser sede de los premios antes mencionados, Guayaquil y otras ciudades de la Costa podrían ser dejadas de lado por los problemas de criminalidad.

Pero el evento al que nos referimos no es un fin en sí. Es simplemente una herramienta más de las muchas que un buen plan de desarrollo y promoción internacional debe tener en relación con la materia que nos atañe. Seguimos sin un plan, escondiendo la lámpara en un cajón.