De la sangría que se vivió en tierras eslovenas en el anterior partido poco se vio en la primera parte. Un Liverpool tranquilo, con ganas de sumar lo que serían tres puntos seguros, acogía en el mítico Anfield al Maribor. Contaban con casi la misma artillería que en la ida, solo Coutinho, entre algodones, y Lallana y Mané, lesionados, se perdían el choque.