El marco fue más de final que de semifinal. La TV mostraba, desde el aire, una inmensa olla iluminada de interior amarillo. ¿Cuántos hubo… 50.000, 60.000 hinchas…? Impactantes ambos, estadio y público. Fuerte demostración de grandeza. La impresionante multitud barcelonista cumplió; se esperaba, se descuenta siempre en una ocasión así. Ese fervor popular en las tribunas, sin embargo, no tuvo correlato en el campo. La gente estuvo a la altura de la circunstancia, el equipo no.