Como en 1969, Argentina y Perú vuelven a jugar un partido límite. Y como hace 48 años, Argentina necesita la victoria. En aquel entonces era condición obligatoria o quedaba eliminada (quedó). Ahora su situación es casi igual de perentoria, apenas unas gotas menos tajante: aunque pierda le quedaría una vida más, pero ya con respirador artificial y el párroco junto al lecho. Perú tiene los mismos puntos e idéntica diferencia de gol, pero más goles marcados, lo que parece darle más oxígeno. Aunque si Argentina despierta al fin y gana por más de un gol estará casi con un pie en Rusia, desdramatizará su visita a Quito para medir a Ecuador.