El nombre y el apodo sonarán extraños entre el periodismo de la nueva ola, que desprecia la historia. No sabrán nada del jugador ni del origen del mote que lo hizo famoso en los años finales de la década del 50 y los primeros de la del 60. ¿Aguirre?, ¿Corbatta?, ¿De qué mismo se trata? Son las preguntas que se harán si se les ocurre leer esta columna.