Hugo Buitrago es, desde hace 30 años, un próspero empresario futbolístico que ha llevado muchos jugadores a España e Italia. Un sujeto querible por sobre todas las cosas. Tiene un pasado breve y no muy glorioso como arquero. Apenas llegó a atajar dos partidos en Temperley y ocho en Sarmiento de Junín, ambos en la B. Fue suplente en algún que otro club del ascenso y, visto que tenía mejor porvenir en otra actividad, largó los guantes. Digamos que tenía más vocación que reflejos. Eso sí: jamás se ha visto un golero prepararse con tanto ahínco y semejante seriedad para cumplir su tarea.