Permítanme una ligera referencia antes de entrar en el tema. Vivimos en el periodismo deportivo una época en que escasean los críticos y menudean los abyectos, los aplaudidores, los silenciosos ante cualquier desafuero en espera de un favor del poderoso de turno. Sea un viaje, una invitación a una cena o un cebichito luego de una cita en la que el dirigente despotrica contra los periodistas que osan desenmascararlos.