La caída del gigante, en Guayaquil, causó un terremoto que se sintió en todo el planeta. Una de las más asombrosas gestas del deporte ecuatoriano representó uno de los más duros golpes sufridos por el tenis de Estados Unidos. Fue increíble, heroico. Medio siglo después aún emociona y estremece. “Fue un suceso extraordinario. Nadie en el mundo lo creía”. Es el coincidente recuerdo que perdura en Miguel Olvera, Francisco Pancho Guzmán, Eduardo Chivo Zuleta y del capitán del equipo nacional que se llevó 3-2 serie la final de la Zona Americana de la Copa Davis, el 19 de junio de 1967, Danilo Carrera.