En todo el mundo inmigrantes venezolanos se abrazaban, lagrimeaban, se enviaban mensajes por WhatsApp con amigos y familiares, posteaban fotos y videos en Facebook, mensajes en Twitter… Sentían acaso como nunca el orgullo por el país lejano y amado. Y en la patria de Bolívar millones celebraban un hecho deportivo que mitiga con sonrisas la tiránica y desesperante situación que vive la población. ¡Venezuela era finalista del Mundial Sub-20…! El balón lo hizo posible, en un país donde hasta hace un par de décadas el fútbol marchaba quinto o sexto, lejos del béisbol, el básquet, el boxeo…