Donde quiera que vaya la gente lo saluda con afecto: “¡Hola Ministro, yo lo vi jugar. Como usted, ninguno!”. Es parte importante de la leyenda del Ídolo del Astillero. Vicente Lecaro Coronel es uno de los que contribuyó como pocos a que Barcelona pasara de favorito de los aficionados guayaquileños a ídolo del país entero cuando nacieron los campeonatos nacionales (1957) y el equipo oro y grana se paseó por los estadios del Ecuador extendiendo su fama de conjunto aguerrido, con jugadores de gran clase que se enfrentaban a gigantes y que, ganando o perdiendo, dejaban el último gramo de su esfuerzo en busca de la victoria.