Un día de marzo del 2015, con 32 años de edad, Byron Piedra se cansó de las lesiones. Su cuerpo se resentía al correr pruebas como las de 5 o 10 km. Las marcas, cuando lograba llegar a la meta, ya no eran las mejores y debió tomar una decisión: seguir o probar por algo nuevo. Optó por la maratón.