El Real Madrid se ha impuesto un inquietante modelo de conducta, muy poco saludable para los hinchas de corazón más débil. Se ha visto en la obligación de remontar en cuatro de los últimos cinco partidos disputados en la liga (frente al Villarreal, Valencia, Unión Deportiva Las Palmas y Betis) y en los cuatro encuentros más recientes de la Liga de Campeones y de la Copa del Rey, con el Nápoles y el Celta de Vigo. La eficacia ha sido muy desigual: derrota con el Valencia (2-1), eliminación en los cuartos de final de la Copa a manos del Celta (2-2 en Balaídos), empate ante la Unión Deportiva Las Palmas (3-3) y victorias sobre el Villarreal (2-3), el Real Betis (2-1) y el Nápoles (1-3).