Alguien ha hecho la cuenta: entre el tiro libre de Neymar, que limpió las telarañas, y el gol agónico de Sergi Roberto transcurrieron 549 segundos. Cuando Neymar iba a cobrar, el partido contra PSG estaba 3-1 y nadie pensaba ya en algo más que en mejorar el resultado. 549 segundos después, el Barça ganaba 6-1, completando una remontada sin precedentes en la historia y el estadio estaba en éxtasis. Ninguno de los que acudieron podrá compararlo con nada. Fue, en versión mejorada, como aquel milagro del Manchester United ante el Bayern, con dos goles en el descuento de una final de la Champions de 1999, curiosamente también en el Camp Nou.