La fe es uno de los más recurrentes argumentos no futbolísticos a los que se apela en el balompié. A la fe en Felipe Caicedo se había encomendado Quique Sánchez Flores en la previa, y el ecuatoriano le correspondió con tanta lógica como la que contiene dicha fe: un gol, un gran pase que acabó en penalti y un fallo en la ejecución del mismo.