Para los vicentinos nuestro plantel se seguirá llamando siempre Colegio Nacional Vicente Rocafuerte, como fue bautizado en 1900. Con el siglo XXI llegó la era del disparate y los burócratas decidieron que había que transformar la educación y empezaron por cambiarle el nombre a todos los planteles secundarios. Todo ha sido un fracaso: desastre académico, retroceso de la moral azotada por las drogas, abandono del deporte como terapia social y rechazo a los nombres nuevos.