Siempre sostenemos que hasta el peor de los técnicos sabe más de fútbol que el mejor de los periodistas. ¿La razón? El 90% de ellos fue futbolista, experimentó lo que es jugar profesionalmente, las situaciones que se pueden dar, lo que se siente, ha tenido maestros del juego como compañeros y como entrenadores, tiene miles de horas de fútbol habladas. Y lo más importante: se dedica a eso, a desentrañar la táctica y la técnica, se embebe continuamente de nuevos conocimientos. Cuando uno está en la redacción, el DT está en el vestuario o en el campo. Por la misma razón, los cronistas deportivos también saben una pizca más que el público. Cuando un hincha está vendiendo seguros, el periodista está en el estadio viendo una práctica o dialogando con el entrenador.