Solo tres símbolos deportivos de Guayaquil sobreviven en la hora actual: la travesía a nado Durán-Guayaquil, la regata a remo Guayaquil-Posorja y el Clásico del Astillero que hoy es del país entero, aunque algunos envidiosos se empeñen vanamente en desconocerlo o tratar de reemplazarlo por otro partido. Esto como si el éxito momentáneo de algún equipo, por muy meritorio e importante que haya sido, pudiera borrar la historia y desnaturalizar la emoción que despiertan los dos clubes más populares de nuestra geografía.