“¿Estás en Twitter…?”. Nos lo preguntan y respondemos al instante que sí. Viene la repregunta: “¿Para qué sirve…?”. Ahí ya dudamos un poco antes de dar una respuesta exacta. Debemos pensarlo: para enviar y recibir mensajes, difundir una información, compartir una reflexión, conectarnos con personas, saber de amigos, mostrar una foto, un video, pulsar la opinión de otros en ciertos temas, pero, especialmente, para tener un noticiero instantáneo las 24 horas de temas que nos interesan. Porque uno sigue las cuentas que le interesan. También está la vanidad de querer que cada mensaje propio sea una genialidad, de que todos están esperando nuestra opinión. Si no hay nada que decir, es mejor el silencio.