Resulta extraño decirlo, pero hay victorias que causan daño. Son raros los casos, pero están allí, instalados en la historia. En el Mundial de 1954 Hungría era la selección favorita para llevarse la corona, gracias a su brillante campaña que incluía un triunfo apabullante ante Inglaterra en el mítico estadio de Wembley, un año antes de la justa universal de Suiza. Ya en el torneo, el 20 de junio de 1954, aquella selección magiar goleó a Alemania Federal 8-3, en Basilea.