Dinero y poder fueron el motor de la vida pública de Joao Havelange , presidente de la FIFA durante 24 años (1974-1998), fallecido ayer en Río de Janeiro a los 100 años. Su fallecimiento coincide con la celebración de los Juegos en su ciudad, donde el estadio Olímpico lleva su nombre. Aunque su figura está asociada al fútbol, tanto como presidente de la Confederación Brasileña (CBF) y posteriormente de la FIFA, Joao Havelange se curtió mucho antes, primero como nadador —participó en los Juegos de Berlín 36— y luego como directivo de la Federación Brasileña de Natación y de la Unión Ciclista Internacional (UCI). Pocos dirigentes del deporte han conocido mejor los secretos de los pasillos y los despachos. Y sólo uno, su íntimo amigo Juan Antonio Samaranch, amasó más poder.