Tan pronto sonó el silbato final del árbitro, llovieron los abucheos desde las gradas. Cabizbajos, y mientras sus oponentes eran vitoreados por sus propios hinchas, los jugadores de la selección de Brasil no pudieron hacer más que enfilar hacia el camerino con otro empate sin goles en el torneo de fútbol de los Juegos Olímpicos de Río.