Con un cierto desinterés por el "glamour del fútbol profesional" y sin ser un gran hincha del deporte al que se dedica, el islandés Ragnard Sigurdsson es un muchacho contracorriente fuera de los terrenos de juego, algo que no le ha impedido ser uno de los defensas más sólidos de esta Eurocopa-2016, antes de enfrentarse al anfitrión Francia el domingo en los cuartos de final.