Fue una final desangelada, desprovista de brillo, ausente de grandes momentos. Privada de individualidades, decepcionante en lo colectivo. Fue de esos partidos que el ‘periodismo marketinero’ analiza con una frase cliché: “Fue muy malo como espectáculo, pero tácticamente irreprochable”. Otros del mismo gajo comentarán: “Jugaron poco, pero cómo corrieron”.