Cuando pasen 50 años muchos mirarán el historial y se preguntarán cómo pasó esto: ¿cómo fue que en dos años sucesivos los mismos dos equipos llegaron a la final de la Copa América, las dos veces empataron 0-0, fueron al alargue, a los penales, y en ambos se impuso Chile…? Pues así fue, hemos sido testigos contemporáneos de esta rareza histórica. Toda la felicidad y la gloria para Chile, aún sin marcar un gol. Toda la amargura (y un poco más) para Argentina. Que la falta de gol en las finales no lleve a engaños: Chile es un excelente campeón. Y supo serlo.