En nuestro país el periodismo crítico –no alineado con los ‘favores logísticos– y los seguidores del balompié reclaman la necesidad de una ‘revolución ética’ en todo el entorno futbolero, pero hay escepticismo porque en las esferas más altas están los mismos que con su voto, su mano alzada, o su silencio, contribuyeron al desastre.