En mi despacho de AS tengo las fotos de tres grandes, mi podio personal en la historia del deporte. En el centro está Alí, flanqueado por Pelé y Jordan. Algunos me discuten el segundo o el tercero, pero nadie me discute a Alí, representado por esa gran foto en la que reta a Sonny Liston, caído en el suelo. La suya fue una aventura única. El héroe deportivo que arrostró unas consecuencias durísimas porque, como dijo ayer Obama, “habló por los que no podían”. Y lo hizo en años, no olvidemos, en los que fue asesinado Luther King. Aquel posicionamiento en aquella América no era una broma.