Lo habíamos anticipado en la columna de la semana anterior: a River le iba a ser muy complicado levantar el 0-2 frente a Independiente Del Valle. Más que por el fútbol del equipo serrano, por su carácter. Todo lo contrario a la decepcionante y casi vergonzosa actitud del Manchester City una hora antes frente al Real Madrid. El cuadro de Pellegrini (y esto habla muy mal de él) le puso una alfombra al de Zidane para que pase a la final.