Mientras Gianni Infantino, presidente de la FIFA, dijo ayer que el hecho de que el Leicester esté a punto de ganar la Liga Premier demuestra que los cuentos de hadas son posibles, la ciudad del centro de Inglaterra, de 330.000 habitantes –convertida en sensación del fútbol mundial– está sumida en una febril espera ante una gesta que parecía inalcanzable.