En la relación entre los goles del centrocampista galés del Arsenal, Aaron Ramsey y la muerte de un personaje relevante, conviene -en realidad no, porque es algo obvio, pero por si acaso- dejar dos cosas claras: que todos los días muere gente y que esto no es una cábala ni una regla matemática, sino que se trata solo de una macabra coincidencia.