¿Puede Messi ganar un Mundial…?

¿Qué opciones tiene Lionel Messi de ganar un Mundial…? La pregunta, disparada por su quinto Balón de Oro, parte mismo de los compañeros de redacción. Es interesante: ¿Por qué un futbolista tan notable, con decenas de récords y conquistas no puede levantar la Copa Mundial…? Tal vez haya que dar vuelta la interrogante: ¿Por qué Argentina teniendo a Messi no puede ganar la preciada copa…?Las opciones ya no le sobran, está claro. La tiene complicada. Por edad, le queda un Mundial en plenitud. Si Argentina clasifica en la presente eliminatoria (hoy está sexta, no es seguro), Messi cumpliría 31 años en pleno torneo de Rusia. No es una edad limitante para un jugador, Alfredo Di Stefano ganó su primer Balón de Oro justamente con 31, próximo a los 32. Pelé bordeaba los 30 en México 70 y lució fantástico, aunque ambos eran parte de un fútbol más pausado, sin presión de marca. Messi, además, no es un atleta con tendencia a engordar, tiene un físico ágil y es un buen profesional, se cuida. Puede que llegue saludable a los 31, pero a esa edad se pierde velocidad ¬una de sus virtudes centrales¬ y la parábola del futbolista ya apunta hacia abajo. Podría incluso jugar otro Mundial a los 35, sin embargo, aportaría su talento con menos gravitación, sería un guitarrista, no la primera voz. Entonces se necesitarían otras grandes figuras y a veces no las hay. También una AFA mínimamente organizada, no el cachivache actual creado por Julio Grondona.El problema pasa por el entorno y el estilo. Barcelona es el club perfecto para él, pues la identidad futbolística azulgrana encaja a la perfección con el ideario de Messi: pelota al pie, toque, juego asociado, de ataque y el equipo por encima de todo. Leo no es un lobo solitario, necesita de dos o tres compañeros que compartan su idea para armar una sociedad productiva. Su fórmula del éxito puede resumirse en dos palabras: juntarse y tocar. Si bien son parecidos técnicamente, también por la habilidad de la pierna izquierda, Messi y Maradona son muy diferentes en concepto: Diego era un individualista a favor del equipo. Messi es un colectivista en igual sentido. Si no hay juego de equipo, pierde chispa, se va apagando y se reduce su importancia.Messi necesita el respaldo de un conjunto para hacer valer sus armas. No que jueguen para él sino que comulguen con él. Hasta ahora no lo ha tenido. En 2006 era un jovencito en el que Pekerman no confiaba demasiado: apenas lo puso, 15 minutos acá, 20 allá. En 2010, con un Messi de 23 años, Grondona dejó la Selección en manos de Maradona; poco serio. Y en 2014 Argentina careció de armonía de juego, de ambición. Para ser campeón del mundo el primer requisito es querer serlo. Y buscarlo. Argentina arrancó jugando con cinco defensores frente a Bosnia. Eso descubre en buena medida las intenciones del técnico. El discurso era rodear a Messi; nunca se asociaron con él. Pasó lo mismo que en la Copa América: nadie le da un pase, no lo buscan (Di María debería hacer un mea culpa). Messi hizo un esfuerzo titánico para llevar a Argentina hasta la final. Y lo logró. No le alcanzó para vencer a una Alemania compacta, pero a la que se le podía ganar con un poco más de audacia e insistencia ofensiva como lo demostró el desarrollo del partido. Messi nunca sintió el sostén futbolístico de un verdadero equipo. En Chile tuvo momentos excepcionales, sobre todo ante Colombia y Paraguay, no obstante en la final sus compañeros, a los que él le sirvió cantidades de situaciones de gol, no lo buscaron una sola vez. Todos dicen ser amigos suyos y quererlo; en la cancha no se nota. En Barcelona, Neymar y Suárez sí juegan con él.Cruyff, Di Stefano, Puskas, Kubala, Platini, Zico, Cristiano Ronaldo, Ibrahimovic, Rooney, Luis Suárez y tantos otros tampoco ganaron nunca un Mundial y nadie se los cuestiona. Para que un individuo lo gane deben darse las condiciones. La número uno: integrar un equipo sólido y con funcionamiento armonioso. Messi no lo ha tenido en Argentina.Contra lo que dice la leyenda, Maradona brilló en México dentro de un andamiaje que lo respaldó con eficiencia, que corría, marcaba, defendía y aprovechaba sus oportunidades. No ganó solo. Nadie gana solo un Mundial; menos en esta época. Bilardo basó todo su plan y la elección de los jugadores en función de Diego. Lo declaró abiertamente. Sabía que era su carta ganadora y hasta le quitó la capitanía a Passarella (que lideró al equipo campeón en 1978) y se la dio a Diego para hacerlo sentir importante. Quien diga que aquella Argentina de Bilardo era un equipo de mediocres desconoce la realidad. Estaban Burruchaga, Valdano, Batista, Olarticoechea, Cucciuffo, Pumpido, Ruggeri, buenos y muy buenos elementos.Lo que empeora las cosas es la animadversión insólita, la estulticia de algunos millones de argentinos que le generan un ambiente hostil a Messi. Apenas pisa suelo argentino comienzan los comentarios en las redes sociales: “Llegó el pechito frío”. Imberbes e ignorantes estimulados por algún sector de la prensa que le exigen ganar el Mundial solo, a como dé lugar. No es el clima adecuado para el éxito. Y como Messi no responde, encuentran legítimo el hostigamiento. Igual Leo se pone la camiseta y da lo máximo. Y si un día Messi logra el título mundial, dirán: “Por fin el pechito frío”. Es una situación sin retorno. Martino no tiene, como podría ser un Basile, un Pastoriza, la personalidad para arroparlo y acallar a los detractores. Apenas puede defenderse él.Ayudaría, mucho, si Argentina ganara la Copa América Centenario con Messi en la cancha. Para ello debería mejorar sustancialmente el funcionamiento del equipo y en especial la idea hacia Messi: no es darle la pelota y que haga todo solo sino devolverle una pared cada tanto, acompañarlo en el juego, generarle las condiciones. Esto atemperaría las críticas y permitiría desandar más armoniosamente el camino hacia Rusia. Pero aún si se diera, no hay garantía de triunfo en Rusia. Hay mil imponderables en un Mundial. No es fácil para Leo, le queda una sola bala. (D) Por edad, a Messi le queda un Mundial en plenitud. Si Argentina clasifica en la presente eliminatoria (hoy está sexta, no es seguro), Messi cumpliría 31 años en pleno torneo de Rusia.

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