La sequía de Cristiano se acabó, para desgracia del Espanyol, al que en 20 minutos ya le había hecho tres goles. El saldo final fueron cinco, y dio el otro, a Karim Benzema. Recuperó la frescura y la puntería, y con ellas el humor. Le favoreció quizá un planteamiento errado de Sergio, que dispuso las cosas de manera que el trío Cristiano-Bale-Benzema disfrutó de espacios para jugar a sus anchas. Con esas ventajas son letales, particularmente Cristiano, que tenía goles guardados y se puso al día. El partido tuvo poca historia.